martes, 27 de septiembre de 2016

ODA A LA CORDURA

Por las ruinas de la memoria

andan jugando recuerdos marchitos.

Voces del alma que con cabeza piensan

en guiarte entre dos caminos:

el de la vida sosegada, con sus ratos de silencio, con sus piropos y sus alegrías

o bien,

el de la vida de martirio, de tropezones, cabezazos e ilusiones.

Ambas forman parte del día a día

¡ah! pero de personas como yo.

De los invisibles, inservibles, inaudibles, infinitos locos.

Los cuerdos, en cambio, se dedican a mirar

pero no vislumbran nada.

Poco más allá de sus narices con hedor a salud,

insensibilidad maquillada con miedo.

Y se aferran a los químicos

para calmar nuestro delirio,

para matar nuestra mente

para firmar su patente

y enriquecer sus bolsillos.

Y este canto a la cordura

no es simple rebeldía,

es gritar por la locura

y eliminar la dictadura,

de tu mente sobre la mía.

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