ODA A LA CORDURA
Por las ruinas de la memoria
andan jugando recuerdos marchitos.
Voces del alma que con cabeza piensan
en guiarte entre dos caminos:
el de la vida sosegada, con sus ratos de
silencio, con sus piropos y sus alegrías
o bien,
el de la vida de martirio, de
tropezones, cabezazos e ilusiones.
Ambas forman parte del día a día
¡ah! pero de personas como yo.
De los invisibles, inservibles,
inaudibles, infinitos locos.
Los cuerdos, en cambio, se dedican a mirar
pero no vislumbran nada.
Poco más allá de sus narices con hedor a
salud,
insensibilidad maquillada con miedo.
Y se aferran a los químicos
para calmar nuestro delirio,
para matar nuestra mente
para firmar su patente
y enriquecer sus bolsillos.
Y este canto a la cordura
no es simple rebeldía,
es gritar por la locura
y eliminar la dictadura,
de tu mente sobre la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario